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PROGRAMA 24: LA MASONERIA
La semana pasada terminamos el programa con un juego enigmático, el
cuadrado mágico situado en una de las fachadas de la Sagrada Familia de
Barcelona.
Pues bien en primer lugar quiero
agradecer el grado de participación que habéis tenido. De verdad muchas gracias
de parte de los miembros de la
Buhardilla.
La solución numérica al cuadrado
mágico es, como bien habéis acertado, que suma 33 de cualquier modo que
realices la operación, quiero decir tanto en diagonal como vertical y horizontal.
Y la explicación era ambigua, es decir hay dos versiones, cualquiera de las dos
la hemos dado por buena. La primera seria que 33 es la edad en la que murió
Cristo y la segunda, que está relacionada con la temática del programa, seria
la relación que tenía Gaudí con la masonería y por lo tanto 33 sería los grados
que debe subir como maestro para llegar a la perfección.
El asunto de las Sociedades Secretas y su penetración en la telaraña de
la historia reciente, con vistas a entender que, sin intención de
estigmatizarlos o demonizarlos, estos “Grupos en la sombra” siempre han tenido
una clara tendencia a estar cerca del poder, unas veces apoyándolos y en otras
ocasiones tramando conspiraciones contra el mismo. Muchas veces esa influencia
ideológica de las Sociedades Secretas no puede ser probada documentalmente y
apenas se alcanza a demostrar que tal o cual personaje militó o simpatizó con
una Sociedad, o en el peor de los casos, que sólo mantuvo una esporádica e
indirecta relación con el colectivo en cuestión. Esa según dicen es una de las
características de las Sociedades Secretas, influir desde la sombra, permanecen
en un segundo plano en la escena de la historia, moviendo los hilos del mundo
entre bambalinas. Y es que pocas denominaciones son tan evocadoras como la que
de forma genérica da nombre a esos grupos humanos que desde la noche de los
tiempos persiguen indistintamente, aunque con métodos opuestos, el poder
terrenal y la trascendencia espiritual. Son las Sociedades Secretas colectivos
a la par admirados y perseguidos, siempre sugerentes y nunca indiferentes, que
sólo muestran sus verdaderas intenciones ante los ojos de los que han sido
elegidos para formar parte de ellos.