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PROGRAMA 19: MISTERIO EN EL MUNDO DE LOS TOROS
Para este programa tuvimos el inmenso honor de contar con Sergio Pérez
Aragón, presentador del programa la Puerta
Granda de Radio la Isla.
Hablamos de uno de los artes más antiguos y de mayor
tradición en nuestro país, el toreo, de su liturgia y de su misterio, que es
mucho, aunque últimamente se esté utilizando como instrumento político y
desvirtualizando su verdadero sentido, atribuyéndole connotaciones que no son
las reales.
Pocas artes encierran
tantas supersticiones y manías como el toreo. Los toreros se aferran a imágenes
y símbolos buscando protección y suerte. Cristos, Vírgenes o símbolos más
laicos, como simples ajos o monedas, han acompañado desde siempre a quienes se
juegan la vida en la plaza. Aún así, muchas veces ni el más sagrado de los
iconos ha podido terciar para salvar la vida del torero. Y en muchas de las
ocasiones que el albero se ha teñido de sangre humana, algo extraño ha
precedido al momento fatal. Algo que la gente del mundillo taurino ha tachado
de inexplicable, de anómalo e incluso de maldito.
Dicen los entendidos que
el torero nace, no se hace. En un arte tan antiguo, en el que el hombre se
juega la vida frente a una bestia, la buena o la mala suerte, la fe y la
superstición desempeñan papeles decisivos, tan importantes como la destreza del
matador.
El mundo del toro ha
estado desde sus inicios unido a la más profunda tradición esotérica, muy dada
al ocultismo, la brujería y los presagios. Tanto es así que todos los diestros
siguen un estricto ritual antes de enfrentarse al toro. Muchos se visten de
luces en soledad o siempre acompañados de las mismas personas de confianza por
temor a que alguien ajeno traiga mal fario. Todas las plazas tienen su capilla,
en la que los maestros se encomiendan a Vírgenes y santos buscando protección
contra las astas del animal.
Lo cierto es que siempre
se ha visto al torero como alguien especial. Una persona con un valor y un
coraje extraordinarios que se crece en la adversidad y llega a superar lesiones
y heridas irreversibles para el resto de los mortales. Aun así, la historia
taurina está escrita con sangre; la de aquellos que fueron empitonados por la
cornamenta de ese enemigo y a la vez socio natural de todo torero: el toro.
Muchas de las muertes han sido accidentes propios de la profesión. Otras, en
cambio, están envueltas en las espesas neblinas de las maldiciones y las
leyendas negras.
Figuras como Manolete, Ignacio
Sánchez Mejías, Manuel Granero, El Gallo, Luis Miguel Dominguín, Paquirri o
Joselito han alimentado mitos creados en torno al bello y controvertido arte
del toreo.